La ciencia da su plácet al tai
chi
Varios estudios de distintas universidades de todo el
planeta coinciden en destacar los beneficios para la salud de esta milenaria
arte marcial china. El último en salir a la luz, de un equipo de la Universidad
de Jaén, propone abiertamente a los profesionales de la salud que recomienden a
las personas mayores dedicar parte de su tiempo a esta disciplina
MANUEL BLANCO
20/08/2017 05:50
20/08/2017 05:50
Que el deporte es vida es una
certeza que adquiere la consideración de incontestable en algunas disciplinas.
Es el caso del tai chi chuan, la milenaria práctica china focalizada en la
flexibilidad y coordinación de todo el cuerpo cuyo estudio por parte de los
investigadores médicos arroja año tras año conclusiones cada vez más evidentes
sobre sus beneficios para la salud. El último, el que acaba de publicar en la
revista científica Journal of the American Geriatrics Society un equipo de la
Universidad de Jaén, que defiende que el tai chi ayuda a reducir las caídas
entre la población adulta.
Apoyándose en estudios realizados
con anterioridad, los investigadores andaluces compararon los efectos del tai
chi en relación con otros tratamientos (fisioterapia convencional, ejercicio de
baja intensidad, estiramientos o yoga) a la hora de prevenir las caídas en
personas mayores y adultos en riesgo. La conclusión central del informe recién
publicado es que la práctica de esta antigua disciplina reduce los riesgos de
acabar en el suelo en un 43 % respecto de las otras posibilidades, de ahí que
los autores estimen que «hay evidencia científica para que los profesionales de
la salud recomienden la práctica del tai chi en adultos mayores».
El trabajo de la Universidad de Jaén
abunda en realidad en una línea de investigación en la que han trabajado
prestigiosas universidades de todo el mundo en los últimos años. En el 2006, un
equipo de la Universidad de Stanford comprobó que la fuerza muscular de una
serie de hombres y mujeres, mayores de 50 años y cuya aptitud física era inferior
a la media (padecían incluso un factor de riesgo cardiovascular), mejoraba
notablemente al embarcarse en el universo del tai chi. Al cabo de tres meses
recibiendo clases tres veces a la semana, todos los individuos que participaron
en el estudio habían mejorado notablemente la fuerza tanto del tren inferior
como la del superior.
La comparativa
Similares conclusiones arrojó otra
investigación realizada por científicos japoneses años más tarde. En su caso,
crearon tres grupos de trabajo, cada uno de ellos enfocados a un ejercicio
distinto: uno haría tai chi, otro caminatas a paso ligero y el tercero haría
trabajo de resistencia y fuerza. Las personas que se dedicaron a la milenaria
disciplina china mejoraron un 30 % la fuerza del tren inferior y un 25 % la del
superior, casi tanto como los que participaron en el entrenamiento de fuerza y
mucho mejores que los que emplearon sus energías en las andainas.
El trabajo investigador ha analizado
incluso la relación entre este arte marcial y algunas patologías concretas,
como por ejemplo la artrosis. La revista de medicina de la Universidad de
Harvard publicó hace unos años un artículo en el que se sostenía que los
pacientes que padecían esta enfermedad podían mejorar de forma sustancial si
combinaban un adecuado tratamiento médico con la práctica del tai chi. La
publicación extendía estos beneficios y los vinculaba a otras patologías como
la baja densidad ósea o las enfermas de cáncer de mama que sufren los efectos
secundarios del tratamiento.
La relación de problemas médicos que
se ven atenuados, según los científicos, por la dedicación sostenida a esta
disciplina (al menos dos veces por semana durante períodos ininterrumpidos de
tres a cuatro meses) es muy llamativa: prevención de enfermedades
cardiovasculares ?el tai chi ayuda a reducir la presión arterial y mejora los
niveles de colesterol, triglicéridos e insulina?, hipertensión, alteraciones
del sueño, párkinson...
Los acérrimos del tai chi defienden
además con pasión sus beneficios para combatir una de las patologías de esta
era: el estrés. Porque para muchos de sus practicantes, el tai chi es mucho más
que un deporte, es una suerte de filosofía vital, un modo de entender la vida y
el mundo. Y lo cierto es que esta es una actividad que se nutre de principios
filosóficos basados en el yin y el yang, en la energía que fluye de la tierra.
Cada uno de sus movimientos se apoya
en una ligereza que contribuye a la meditación. La respiración debe ser
profunda y natural para contribuir a la concentración del alumno. Durante el
ejercicio, los músculos no están tensos, sino relajados (algo que contrasta
notablemente con la mayoría de los deportes), y las articulaciones nunca quedan
completamente estiradas ni dobladas.
Con el tiempo, ese equilibrio con el
que se despliega el cuerpo acabará beneficiando a la mente, conteniendo el
estrés y ayudando a disfrutar del día a día. Ese es el mantra con el que
completan los defensores del tai chi los beneficios de una disciplina que ha
cautivado a la comunidad científica en esta era en la que la relación entre
deporte y salud camina de la mano.
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