EL PROGRESO EN TAIJI QUAN


El Taiji Quan, igual que cualquier disciplina, tiene un proceso de aprendizaje que va desde cero hasta la maestría, con una escala de progreso que partiendo de lo más simple conduce a lo más complicado.
Si se nos permite el símil sería como el aprendizaje de una lengua. Imaginemos el castellano, primero tendríamos que aprender los rasgos fonéticos y fonológicos, es decir los sonidos articulados, estableciendo los rasgos distintivos entre fonemas vocálicos y consonánticos. Después las combinaciones de fonemas para formar grupos silábicos y su frecuencia en la lengua castellana para, pasando por la entonación, introducirnos en las partes de la oración: el nombre, el pronombre , el verbo, el adverbio....etc. Después se estudiaría la sintaxis, con la distinción entre oración y frase para expresar conceptos y, finalmente, plantear el lenguaje como un conjunto finito de mecanismos capaz de crear un conjunto infinito de mensajes.
Todo este proceso exige una adquisición escalonada de conocimientos cuya acumulación nos va introduciendo en fases cada vez más complejas de la disciplina y a su vez presupone que necesariamente hay que asentar y pasar por todas y cada una de las etapas siguiendo las reglas  que estipula la metodología del aprendizaje.
El Taiji Quan, en cualquiera de sus escuelas, es una disciplina que tiene una rica metodología de aprendizaje.
Aunque en un principio el aprendizaje del Taiji Quan (y el resto de las artes marciales) permanecía hermético dentro del clan familiar o de relativos, que lo consideraba como un privilegio y un patrimonio. En esa época tenía una finalidad eminentemente marcial, ya que eran épocas convulsas, y el conocimiento marcial se consideraba una herramienta de supervivencia, pensemos que en ese contexto cuando dos personas peleaban la que ganaba vivía y, generalmente, la que perdía moría.
 Con el paso del tiempo, el cambio de mentalidad y la aparición de las armas de fuego se fue abriendo y extendiendo su uso. Además, al constatar la ciencia médica que la práctica correcta del Taiji Quan tenía propiedades terapéuticas se amplió todavía más su campo de utilización como prevención y mantenimiento de la salud.
Volviendo a la metodología de aprendizaje, y siguiendo con el ejemplo de la lengua, si una persona no tiene bien asentado el conocimiento de las vocales y las consonantes y su discriminación entre sordas y sonoras, labiales y linguales, palatales y guturales....etc. la sílabas que forme con esos fonemas serán incorrectas, desde el punto de vista de la coherencia lingüística. Por tanto las construcciones gramaticales también serán incorrectas, así como las frases que construya. Podrá ser entendido por un oyente de esa lengua, pero no la dominará y estará limitado en cuanto a la expresión. Hablará, pero hablará mal.
De la misma manera, aunque el Taiji Quan si se practica de forma relajada no es contraproducente, su máximo beneficio tanto a nivel terapéutico como marcial, solo se produce cuando se practica de forma correcta, o sea de acuerdo con las normas que estipula cada escuela o variante.
En occidente los valores que nos inculca la sociedad de consumo en la que vivimos hacen que persigamos la máxima gratificación con el menor esfuerzo. Por eso  es bastante corriente ver a practicantes que, debido al ansia poseer y acumular conocimientos de manera rápida y con poca dedicación, centran todo su interés en el aprendizaje de innumerables formas aprendidas en cursillos de fin de semana a precios a veces exorbitantes (tendríamos que plantearnos porqué estamos dispuestos a pagar esas cantidades), en prácticas que tienen mucho de voluntarismo pero que solo nos permite enquistarnos en el aspecto superficial de esta disciplina, reproduciendo una serie de movimientos sin llegar a su esencia que, precisamente,  se caracteriza por el uso de la energía interna para impulsar los movimientos y no de la fuerza física.
A continuación expondremos las fases de aprendizaje y las etapas de progreso dentro de la escuela Chen. Para ello nos basaremos en la experiencia acumulada por el clan Chen y, concretamente, en las directrices expresadas por uno de sus más cualificados representantes, el maestro Chen Zhenglei en su obra: “ Taiji Quan, espada y sable del estilo Chen” , aunque muy bien podría extrapolarse a las personas de su generación que bebieron en las mismas fuentes y contrastaron juntos, con diferencias de matices y adaptaciones personales, este aprendizaje.
 Conviene aclarar que este artículo es puramente divulgativo. Lo planteamos como una aproximación intelectual al tema que nos ocupa y  expresa el punto de vista de la familia Chen sobre las fases del aprendizaje del Taiji Quan. Nos lo tomamos como una estrategia orientativa, pero siendo conscientes de  que, en nuestra práctica, estamos lejos de controlar la inducción de la energía interna en la ejecución de las formas.

En primer lugar nos propone el aprendizaje de las posiciones de base y de la estructura de la formas divididas en secuencias.
En el Chen Taiji Quan la base de todo el aprendizaje es la primera forma de la vieja estructura (lao jia yi lu). Si se domina esta forma el resto viene por sí solo, ya que se trata de aplicar los principios y las pautas que rigen esta práctica. Se considera que es indispensable el correcto dominio de esta forma para poder progresar en el aprendizaje, y que serán los cimientos sobre los que se sustentarán el resto de las habilidades.
Hemos de aclarar que el dominio de esta primera forma no es fácil y que exige una práctica continuada de varios años bajo la supervisión de una persona cualificada.
 Después de una práctica consistente se debe prestar atención a las posiciones y a los movimientos correctos teniendo en cuenta los siguientes principios:
1-      Mantener el tronco recto y la cabeza erguida..
2-      Al dar los pasos ser cuidadosos con la posición de los pies teniendo siempre presente el traslado del peso de una pierna a otra, y procurando que la rodilla no sobrepase la punta del pie.
3-      Evitar encoger los hombros.
4-      No levantar los codos.
5-      Evitar sacar demasiado el pecho.
6-      La respiración  debe ser natural, ni tensa ni acelerada.
7-      Evitar el temblor de manos y piernas.
8-      Tener la mente tranquila y abstraerse del entorno y de la gente.
9-      Los principiantes deben practicar con persistencia y paciencia, y no aspirar a resultados inmediatos.
Se aconseja repetir 10 veces la forma cada día. De esta manera, al cabo de dos meses, se tendrá una cierta fluidez en la ejecución de la forma.

En segundo lugar se hace hincapié en relajar todo el cuerpo.
 Si el cuerpo no está suficientemente relajado de forma natural, la base de sustentación localizada en las piernas no tendrán la suficiente consistencia, dando lugar a errores estructurales, tales como hombros encogidos, codos levantados, cuerpo inclinado, demasiada energía acumulada en el pecho. Por otra parte estos se consideran errores comunes en este período de entrenamiento.
Se requieren tres o cuatro meses para proceder de forma correcta.



En tercer lugar hay que inducir la energía en los meridianos desobturados.
Una vez que se han dominado las posturas de forma correcta y el cuerpo está relajado, el practicante tiene una sensación gratificante pero intermitente, de manera que puede llegar  a desaparecer.  Esto se debe a que hay una perturbación de la energía en alguna parte de su recorrido por los meridianos. En este caso se ha de utilizar la mente para gobernar el recorrido de la energía y, al mismo tiempo, corregir y regular las posturas y los movimientos. Después de repetirlo durante cierto tiempo la energía circulará de forma natural.

En cuarto lugar hay que combinar los movimientos corporales con la circulación de la energía de forma circular.
La repetición y la depuración de la práctica tienen como objetivo controlar la voluntad y el pensamiento para fortalecer la concentración interna que será la que induzca a la energía a circular sin cesar por todo el cuerpo.
Cualquier movimiento mal hecho interrumpirá el flujo de la energía interna dando lugar a errores. La clave consiste en combinar de manera correcta los movimientos corporales con la energía, hasta que llega un momento en que la mente controla la voluntad y ésta, a su vez, controla la energía.
Cuando, con el tiempo, esta práctica está consolidada aparecen una serie de síntomas, como entumecimiento en los dedos, pesadez en los talones, hinchazón en los músculos y pesadez en el punto Dan Tian,  que nos indican que el proceso va por buen camino.

En quinto lugar se han de armonizar los movimientos internos y externos.
En este período la energía interna ya corre libremente por el cuerpo, pero aún es débil y se ve afectada por la fatiga y la falta de concentración.
Los errores que se produzcan ahora ya no pueden ser corregidos mediante la relajación del cuerpo. Lo que se propone para fortalecer y superar esta etapa es, a parte de seguir ejercitándose en  las formas,  practicar el empuje a dos manos para percibir las diferencias entre las  fuerzas expansiva, adhesiva, contraída y presionante.
También aconseja practicar varias veces al día “El guerrero de Buda maneja el mortero pesado”, para reforzar la resistencia y la fuerza explosiva.
Así mismo conviene introducirse en los ejercicios con armas para evaluar la concordancia entre las manos, los ojos, los pasos y los movimientos corporales.
El objetivo final es llegar a ejercitarse sin pensar y con un dominio completo de las normas.
Cuando esta etapa está asentada uno será capaz de auto corregir sus errores, independientemente del maestro.

En sexto lugar se trata de consolidar  una base firme y segura, y desarrollar una energía vigorosa.

La base se refiere a la parte inferior del cuerpo, sobre todo las piernas para conseguir una raíz firme y sólida.
Internamente la base hace referencia  a los riñones que, según la medicina china, son el lugar donde reside la energía vital que alimenta los órganos los cuales, a su vez, depuran, transforman y distribuyen esa energía por todo el cuerpo en un proceso de retroalimentación que lleva a una autorregulación de este proceso.
Como todos los movimientos ya se realizan con un alto grado de coordinación, llega el momento de introducir una respiración adecuada.
El Taiji Quan exige una respiración abdominal un tanto especial, de manera que al inhalar se contrae el hipogastrio (parte inferior del vientre), sube el diafragma, el estómago se dilata, se extiende la cavidad del pecho. De resultas de este proceso, la energía del punto Dantian sube, aumentando de esta forma la capacidad vital.
Al exhalar, el hipogastrio se pone prominente, baja el diafragma, el estómago y el pecho se normalizan y la energía vuelve al punto Dantian.
Cuando se practican los ejercicios se exige una perfecta coordinación entre los movimientos y la respiración y, una vez alcanzada, es necesario hacer otros ejercicios adicionales, como mantenerse de pie como un poste durante 20 minutos con la respiración lenta, profunda y larga, y sacudir un palo de tres metros de largo, con un diámetro entre 6 y 8 cm.

En séptimo lugar se trabaja el contacto sensible.
Se trata de activar y potenciar la sensibilidad de la piel y los reflejos condicionados frente a un estímulo externo.
El punto clave consiste en vigorizar la energía para que corra por todo el cuerpo como si éste estuviera cargado de electricidad, de manera que cualquier contacto dispara una respuesta refleja.
Durante este período se deben seguir practicando las estructuras o formas y los ejercicios de combate con las manos para adquirir habilidad y flexibilidad, en movimientos que deben ser circulares, lentos, suaves, estables y describiendo grandes círculos.
Al final de este período uno ya es capaz de hacer los movimiento de manera libre, o sea no mecánica, sintiendo el cuerpo ligero, ágil, la piel sensible y la mente concentrada.

La octava etapa supone la utilización de todo el cuerpo como arma defensiva.
Se trata de una serie de ejercicios para defenderse de manera que si el oponente me agarra la mano lo rechazo con el codo o con el hombro, si me controla hombro y codo lo rechazo con el pecho y la cintura, si me controla pecho y cintura lo rechazo con brazo y cara interna de los muslos.
En este período los movimientos deben de describir círculos medianos a  pequeños. La fuerza interna corre continuamente como el agua de un río. Los cambios energéticos son imperceptibles, como una corriente de calor que se origina en el punto Dantian y recorre el cuerpo del lado interno al externo.
En esta fase aparecen varias sensaciones, como hinchazón en la piel, entumecimiento en los dedos, pesadez en los talones, cabeza suspendida, calor en la vejiga y pesadez en el punto Dantian.

En la novena fase el cuerpo es un Taiji

Ya se tiene un dominio completo de las estructuras y las posturas, el cuerpo está lleno de energía y con una fuerza explosiva. El cuerpo se siente de forma esférica siempre girando. Si se recibe un golpe sería como una gran pelota que devuelve el golpe con más fuerza.
Durante este período, al practicar los ejercicios, se ha prestar atención a la mente tranquila y a un estado de plenitud.

La décima es la etapa de los cambios enigmáticos.
Ya se tiene un grado de habilidad que llega a la perfección. La energía interna llega a la piel creando un campo magnético alrededor del cuerpo, por eso se puede sentir el aproximarse de una fuerza exterior sin necesidad de tocarla.




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