La postura
Wu Chi (Wu Ji)
Dentro de las posturas básicas que
se ejecutan en las formas de los distintos estilos de Tai Chi (Mabu, Shi Bu,
Compu,…), en los ejercicios de Qi Gong y en algunos otros estilos
internos, se
encuentra una a la que quizás por su aparente sencillez no se le preste
excesiva atención, pero que como a las demás se le debe dar igual importancia,
tanto en su comprensión como en su ejecución. Esta postura es conocida
como Wu Ji (pronunciado Wu Chi).
La postura Wu Ji, palabra
traducida como “sin forma”, representa un estado indiferenciado, sin
separación, sin extremos, sin finales y sin existencia de la dualidad Yin-Yang. Es una postura donde cuerpo y
mente se encuentran en un estado neutro, no existiendo movimiento ni
pensamiento. Se basa en la concepción filosófica taoísta del
origen del universo antes de su materialización donde existía un estado de
vacío total, sin movimiento, sin tiempo. Era la forma original, o la ausencia
de forma en el ciclo de creación de todas las cosas. Los taoístas simbolizaron
mediante un círculo vacío el Wu Ji, queriendo representar una figura que
encierra todo sin contener nada y en la que cada punto es igual a los demás y a
la vez, principio y final. De este vacío surgió la fuerza vital o Qi (Chi),
comenzando el primer momento de la creación, generando los polos opuestos pero
complementarios (el Yin y el Yang) y de cuya interacción surgió la esencia del
universo. Los taoístas llamaron a este proceso el Tai Chi o “extremo supremo” y lo
representaron mediante el círculo absoluto compuesto de los semicírculos
flexibles del Yin y el Yang entrelazados.
Wu Ji es la preparación al
movimiento, de pie, inmóvil, tratando de vaciar el cuerpo y la mente. La nada
se refleja en la postura de no acción “Wu Wei”. Es la postura de la que se
parte hacia el primer movimiento en el momento de iniciar la acción. Cuando se
empieza la forma, ya se está en el Tai Chi, del que se generan los continuos
cambios Yin y Yang, representados en las 13
fuerzas “Shisan
Shi” mediante las 8 puertas, simbolizadas por los movimientos de las manos
y brazos y las 5 direcciones, simbolizadas por los desplazamientos de pies y
piernas. Luego de toda la secuencia de movimientos se cierra la forma, se
termina regresando al origen, a la postura de Wu Wei, es decir se vuelve a
estar en Wu Ji.
En el Dao
De Jing se dice:
“En el principio no había nada (el vacío)
De la nada nace el uno (la energía primordial
o Qi original)
Del uno nace el dos (el Yin y el Yang)
Del dos nace el tres (la zona centro entre
ambas fuerzas)
Del tres nacen los 10.000 seres” (todas las
cosas del universo)
La finalidad de estar en Wu Ji, sea
para la práctica del Tai Chi como para ejercicios de Qi Gong, es la de lograr el
vacío interior para facilitar la libre circulación y nutrición del Qi y el
desbloqueo de los canales. Para lograr alcanzar ese vacío la mente tiene que
estar en calma y el cuerpo totalmente relajado. Esto se consigue prestando
atención a la posición del cuerpo, a la respiración y a la relajación de la
mente de la siguiente forma:
- La cabeza ha de permanecer erguida
pero libre de tensión y el cuello relajado. Los músculos de la cara también
completamente relajados con la boca sin apretar los dientes. La lengua debe
tocar la parte superior del paladar. Los ojos pueden permanecer cerrados o con
la mirada serena hacia el horizonte y hacia abajo, centrada en un punto como a
dos metros por delante en el suelo. Hay que dejar caer la barbilla, pero solo
ligeramente con el fin de evitar oprimir la parte delantera de la garganta.
- Se deben alinear los puntos Baihui en lo alto de la cabeza, Huiyin en el perineo y Yongquan en la
base de los pies. Para ello los pies deben estar paralelos, con una separación
similar al ancho de los hombros, las piernas han de estar semiflexionadas, el
peso distribuido de manera uniforme en ambos pies, bases del equilibrio del
cuerpo, sobre los Yongquan. Se debe tener la sensación de estar bien
enraizado en el suelo al igual que un árbol de raíces profundas. El centro de
gravedad debe estar en la línea central del cuerpo por lo que es
necesario recoger ligeramente el vientre, relajar el pecho y retrotraer
levemente el sacro.
- Se debe dedicar especial atención
a la
relajación de los
hombros, codos, muñecas, rodillas, tobillos y a la columna vertebral. Los
brazos caen de manera natural a los lados del cuerpo tocando levemente con la
yema de los dedos el lateral de cada pierna. Estos se separan levemente,
estirados pero sin tensión y con los pulgares próximos a los demás dedos.
- Manteniendo esta posición se ha de
respirar de una manera natural, lenta y profundamente centrándose en el Dan
Tian, sin forzar
al aire a entrar o salir, buscando el silencio interior, el vacío, la quietud.
Se observa la relajación del cuerpo en todas sus partes, tratando de relajar
aquellos puntos en los que se observe tensión.
La atención a los puntos mencionados
debe realizarse en un orden bien ascendente, de pies a cabeza o bien
descendente, de la cabeza a los pies. Se necesita pues relajación en el cuerpo, tranquilidad en la mente, y suavidad en la respiración. La observación de
la relajación muscular, el aquietamiento de la mente y la suavidad de la
respiración deben inducir a la concentración interior, a la manifestación del
vacío y a la falta de intención que favorezca la concentración en el manejo
interno de la energía.
Comentarios
Publicar un comentario